sábado, 23 de abril de 2016

Reinsertado, candidato a Lendacari




A Parmenio, que en un texto conciso y claro 
me indujo a conocer el contenido de la entrevista 
que aquí se relata.


La salida de prisión de Arnaldo Otegi  se ha hecho notar, no tanto por la esperada acogida triunfal y homenajes de los suyos, como por la pleitesía mediática. En especial. la entrevista de Jordi Évole en su programa ‘Salvados’, a la que se se anticipó la RTV Vasca improvisando  otra entrevista un tanto peculiar, en el contexto de un telediario.
De ninguna de ellas pensé ocuparme aquí, pues aparte de parecerme impropio tal despliegue, se trata de un personaje que no me inspira simpatía alguna. Con lo cual sobra todo comentario.
Sin embargo, el jueves 21 de abril se ha dado a conocer una macro encuesta ‘Focus’, de alta fiabilidad según dicen, lanzada también por la RTV vasca. Allí aparece Otegi como líder político vasco, en cotejo con otros que no han estado en la cárcel por delito común, ni llevan sobre sí el estigma de doble sentencia firme por pertenencia a banda armada y terrorismo, sin que ello le impida alcanzar cota de valoración popular aventajada, incluso como presidenciable. Casi 13 de cada 100 votantes le desean como próximo lendacari. Sólo el actual, Íñigo Urkullu, le gana en ese aspecto.
Esta puntuación, más la combinatoria política que arroja la encuesta, hacen previsible que el ex convicto Arnaldo Otegi pueda ser, si no el lendacari, al menos vice. En todo caso, entraría de nuevo con fuerza en el Parlamento Vasco, si resultare vana la pena que se le impuso de inhabilitación para cargo público.
Es decir que ese hombre de ETA entra de nuevo en nuestras vidas –válgame la expresión–, y con él de algún modo ETA regresa al Parlamento Vasco. Por esa razón, venciendo la repugnancia, he visitado la entrevista de ‘Salvados’, para conocer en directo las últimas declaraciones públicas de quien puede jugar un papel político importante en nuestro próximo futuro.
Otegi empieza diciendo que su regreso ha puesto nerviosos a sus adversarios políticos del Estado español, que que quieren verle de nuevo en la cárcel. Como simple ciudadano, a mí la vuelta de este sujeto al ruedo político no me pone de los nervios, simplemente me pone los pelos de punta; y no tanto por miedo a él, como a la sociedad en que me ha tocado vivir.
No voy a incidir en lo que otros han destacado de esa entrevista, situada en el escenario rural y solitario de un caserío. (¡Ah, siempre el dichoso caserío en toda la perorata nacionalista! Todo empezó en el caserío Larrazábal, en Begoña, 3 de junio 1893.) Si me he metido en un espectáculo de exhibicionismo obsceno en toda su duración de una hora larga, no es para emitir apreciaciones siempre subjetivas, sino para situar y decorar el ‘escenario’ –por decirlo en término caro a la izquierda patriótica vasca– que nos aguarda, si finalmente se impone el ideario de Otegi.
Una primera dosis de entrevista me hizo ver, desde el principio, que el entrevistado se contradice una y otra vez. Así me propuse ir sacando las contradicciones, analizarlas y tabularlas de forma sistemática. Algo así como se hacía con las ‘proposiciones erróneas’ en el debate escolástico. Pronto vi que era trabajo inútil, pues las aparentes ‘proposiciones’ son todas ellas facetas y visos de un mismo monocristal, una sola y misma contradicción de cabo a rabo. Contradicción que radica toda ella en la perversión del lenguaje.
Nosotros/ellos, el pueblo, el Estado, violencia, terrorismo, sufrimiento, paz, ética…; hasta el verbo existir (¡quién lo diría!): en la dialéctica de Otegi no son términos con significado preciso, ni siquiera aproximado. Son comodines dialécticos. Como podrían ser comodines matemáticos, según se tercie.
Tras un Preludio (3 m) sobre la salida en triunfo del protagonista preso, viene el Psicodrama Catártico en tres actos, seguidos de un Epílogo (2 m). Los títulos de los actos, acertados o no, son de mi cosecha:
Acto I: Tras la experiencia carcelaria   (0:04:00-0:09:30)
Acto II: De terrorista a hombre de paz (0:09:30-0:43:39)
Acto III: Preparándonos la paz (0:43:39-1:02:00)


ACTO I.
Exterior rural, junto a un caserío. AO y JÉ, en pie frente a frente.
–Para muchas personas, tú sigues siendo un terrorista. Para otros, eres una pieza fundamental en la consecución de la paz en Euskadi.
Yo no me considero un terrorista para nada. Para nada. Sobre la definición de terrorismo habría un gran debate que hacer..., y hay grandes dificultades para definir lo que es y no es terrorismo…  El debate semántico no nos conduce a muchos sitios. Bueno, la gente juzgará cual es mi contribución, o no, a la causa de la paz en este país.
El debate semántico: ¡pero si es AO quien lo plantea! Si hay algún terrorismo de libro es el de ETA, que como tal terrorismo lo diseñó (dentro de su concepto de ‘lucha armada). Mal empezamos. Otegi «respeta a la gente» que le tiene por terrorista, como también apela a la gente sobre su papel de pacificador. Lo uno y lo otro debe de ser cosa de opinión pública, nada personal. Lo que salga de las elecciones. Por lo demás,
–Nosotros nos hemos hecho una autocrítica, hemos reconocido el dolor causado, y yo no tengo ninguna duda, ninguna duda (bis), de que tenemos que hacer más. Esto también genera problemas entre nosotros, porque hay gente que dice: ‘Y ellos, ¿cuándo van a pedir perdón?’ Y yo les digo: Ellos no van a pedir perdón nunca. Pero nosotros tenemos que hacernos las autocríticas necesarias, porque nosotros no somos como ellos. Porque el día que ellos consigan que nosotros seamos como ellos, es que han ganado, y nosotros eso no lo podemos permitir.»  
Obsérvese la reciprocidad: Nosotros hemos reconocido el dolor causado, pero ellos no van a pedir perdón nunca. También la ambigüedad: Nosotros (¿los terroristas, los etarras, los nacionalistas, los vascos?) y ellos (¿nuestras víctimas, el estado y sus fuerzas represoras, el GAL, los españoles?). Luego volvemos sobre la meritada ‘autocrítica’. De momento nos quedamos con el tonillo moralizante de Arnaldo a los suyos.
Min. 07:20. Evocación de la dureza de la cárcel:

«Seis años y medio: no tan larga como la de compañeros y compañeras que siguen en las cárceles españolas», a los que saluda. Otegi ha perdido a su madre, a su suegra, amigos… y eso « se vive con angustia y con mucha impotencia» –aunque entre dientes reconoce que él pudo estar con su madre y despedirse de ella–, recordando, «para que la gente se haga una idea», cómo «de pronto te avisan que llames urgentemente a casa, y uno se da cuenta de que  ha pasado algo grave, lo peor de lo peor».
Y aquí el hombre se embarca en una reflexión sentimental, sin desperdicio (8:15):
«Eso a mí me llevó a una reflexión: cada vez que ETA cometía un atentado, con resultado de muerte, o de heridos, alguien llamó también por teléfono a los padres, o a los amigos, o a los hijos de esa persona, y les dio la brutal noticia de que su ser querido había muerto. Entonces, lo que dices es, joder, es un motivo de reflexión. Porque, luego también, a la hora de analizar la violencia hay que distinguir varios planos. Uno es el plano humano, otro es el ideológico y otro es el político, ¿no? En el plano humano, creo que tenemos la gran posibilidad de encontrarnos.»
El sofisma es tan rudo, que hasta Jordi corta el rollo, y el propio Arnaldo se da cuenta de que alguna diferencia hay entre que te avisen de una muerte natural, o de otra, digamos, artificial o preternatural. Y Otegi reconoce lo obvio, aunque sólo sea para remachar el mismo clavo (8:50):
«Es evidente. No estoy diciendo que sea en el mismo plano. Pero en el plano humano, el nivel de sufrimiento que se da en un caso y otro es… ¡Bueno! Quie… No lo sé, no lo sé. Pero yo creo que es sustancialmente bastante parecido. Otra cosa es que no pueda ser comparable, evidentemente. Si yo he dicho antes ... pido perdón. Yo no quiero comparar para nada una y otra situación. Lo que quiero decir es que …. aproximarnos en términos humanos a la tragedia que ha vivido el país en una parte en otra, yo creo que sería un buen instrumento para avanzar.»
Análisis fino, como de cirujano discutiendo sobre lesiones. El socializador del sufrimiento ha querido hacerse el melindroso y no se le da. Hasta para el actor AO la situación resulta incómoda y los montadores escénicos así lo entienden. Cae el telón.


ACTO II
Caserío de Txillarre. Salón del mismo, reformado a la moderna. JÉ. y AO. sentados a uno y otro lado de una mesa, junto a un ventanal al campo, departen ante sendas tazas de cafe.
Jordi inquiere sobre la implicación política de Arnaldo (9:30):
–¿En tu casa se hablaba de política?
–¿De joven? Yo pertenezco a una familia ... (?) de la Guerra Civil, y en ese ambiente nosotros nos reivindicábamos como claramente antifascistas, como claramente de izquierdas y como claramente independentistas. Pero tampoco era un tema de que se hablara habitualmente. Estaba en el ambiente, más que otra cosa… Yo pertenecí a la rama político-militar de ETA durante el franquismo (sic).
–Pero tú fuiste miembro de ETA en democracia.
–No. Yo fui condenado por el secuestro de un directivo de Michelin, Luis Abaitua Gomeza, que además creo que después falleció creo que falleció con un cáncer.
Entonces fuiste detenido como miembro de ETA, creo que en el año 87.
–Sí, pero yo fui detenido viviendo en Iparralde, que es lo que nosotros llamamos, en la zona norte del país, haciendo vida normal allí, ¿eh? Me detienen entonces. Entonces es cuando me arrearon los sumarios que tengo en la Audiencia Nacional.
Que eran de estos secuestros del año 89 (sic! lapsus, por 1979)...
–Eso es, eso es. Pero yo siempre negué mi participación en esos hechos. Yo fui condenado negando mi participación en los hechos. Y además yo puedo acreditar el nivel de la denuncia de torturas que yo sufrí por manos de la Guardia Civil, que fue incluso denunciado delante de Naciones Unidas.
–Pero fuiste condenado.
–Fui condenado a 6 años de cárcel por ese secuestro, de los que cumplí prácticamente cinco y algo…
–¿Jamás has participado en el secuestro?
–Jamás. Yo negaré siempre que haya participado en el secuestro.

Hay que reconocer que Jordi Évole no trae bien hechos los deberes, no se sabe bien la vida y milagros de su entrevistado. Y éste se aprovecha  para seguir equivocando:  « –¿Tú fuiste de ETA en democracia? –No; yo fui condenado por el secuestro de un directivo…»  Veamos eso de ‘ser de ETA’ y ‘en democracia’.
La expresión ‘en democracia’, como referente cronológico, se entiende al menos desde que se aprueba la Constitución española de 1978. En rigor sería correcto adelantar la democracia española post franquista al año anterior, 1977, en que se celebran las primeras elecciones democráticas. La retórica disidente gusta de hablar de seudo democrácia, o democracia deficiente, pero es sólo eso, retórica. AO dice que él no fue de ETA en democracia, lo cual es más falso que verdadero. Fue y se hizo de ETA durante el franquismo, pero siguió siéndolo en la Transición democrática (1975-1978) y en democracia. La cuestión es si ha dejado de serlo, y desde cuándo.
A la pregunta de JÉ, AO sale por la tangente de su detención y condena, en 1987, por un secuestro que tuvo lugar en 1979 (lo de JÉ es obviamente un lapsus), y cuya víctima fue el directivo de ‘Michelín’ en Vitoria, Luis Abaitúa. A éste, AO le pone un segundo apellido falso, Gomeza. ¿Lapsus también? Curioso lapsus, en todo caso, pues Abaitúa Gomeza, José Ignacio, (“Marquín»), fue un etarra huido a Francia en 1972, amnistiado en 1977 y vuelto a España en 1984.
Otegi fue condenado por su participación en el secuestro de Luis Abaitúa Palacios durante 10 días. Condena que cumplió en su mitad –bastante menos de lo que él reconoce–, aunque niega su implicación, con la coartada de vivir entonces al otro lado de la frontera con Francia, « haciendo vida normal». Todo lo normal que pueda ser la vida de un huído de la policía española en 1977 (durante la Transición), al descubrirse su militancia en ETA.

Para contraste con esa negativa, aparte del sumario, sirva esta versión reciente de los hechos. Por ella parece que Otegi por entonces, como carcelero, no había hecho autocrítica ni alcanzado los niveles de humanidad que ha descubierto en Logroño.  

Dejar ETA, y por qué: catarsis fallida
(11:37)

–¿Por qué decides dejar ETA?
Un reinsertado convencional respondería algo así como que lo hizo tras percibir la fealdad del crimen. Quien no se reconoce terrorista y niega haber cometido el crimen por el que cumplió condena, insinuando tal vez que le fue imputado bajo tortura, tiene que buscarse otra coartada. Un poco de teoría puede ayudar:
–Porque en un momento determinado considero que existen canales para hacer actividad política, ¿no? El debate de la violencia ha existido en la izquierda a lo largo de la historia… La izquierda siempre se ha debatido entre la toma del poder por las masas revolucionarias y la toma del poder por las vías democráticas.
–O sea que si no se utilizaba la violencia no se podía llegar a donde queríais llegar.
–Eso es. Pero no es algo que yo consideraba, es algo que la izquierda revolucionaria del mundo ha considerado siempre. Nosotros somos hijos de la lucha vietnamita, de la lucha argelina, la revolución cubana. Somos hijos de esas experiencias históricas... Conseguir un socialismo, un régimen de igualdad, en un determinado país, era imposible si uno no tenía capacidad también en términos militares. Eso visto desde ahora puede parecer algo absolutamente brutal, pero lo que quiero con esto es transmitir que no era algo, digamos, que se movía sólo en el País Vasco, o que la violencia nació en la historia de la humanidad con ETA. No, no, no. Es que la utilización, o no, de las vías armadas en la izquierda mundial es permanente.
Proyectar la noción de ‘izquierda’ a la noche de los tiempos, acaso hasta Caín y Abel, y la de ‘vías democráticas’ a los tiempos antiguos, se antojará tal vez anacronismo ingenuo. Lo que ya tiene menos pase de ingenuidad es insultar en bloque a todas las luchas nobles habidas por la libertad y la justicia, metiéndolas en el morral del terrorismo etarra. Para ello basta con hacer de la violencia y de la lucha armada comodines multiuso. De paso tomemos nota sobre la filiación democrática de la Izquierda Abertzale: hijos de la Revolución Cubana.
–Pero en la historia de ETA ha habido más de 800 asesinatos… Uno de ellos fue el de Fernando Buesa.
–Sí.
–Había sido vice lehendakari del Gobierno Vasco, compañero tuyo en aquel momento en el parlamento Vasco…
–Sí.
Arnaldo asiente con la cabeza, sabe de qué va Jordi, y a dónde quiere llevarle… ¿O no? Pues parece que no:
–Quisiera que escuchases a su hija, a Sara Buesa.
Jordi Évole tira de tableta, y aparece en pantalla la joven. ¿Una amargada vengativa? ¡Quiá! Tan campechana, para contar una anécdota chusca de su aita. De cuando aún vivía, claro, antes de su ejecución por ETA en febrero de 2002.
En una sobremesa familiar, el padre fumador saca un mechero, y he aquí que lleva el emblema de Euskal Herritarrok. ¿Cómo así? Se lo había regalado Arnaldo Otegi. Al parecer, Fernando en una intervención parlamentario no recordó el nombre de guerra de sus adversarios políticos. Luego, en la cafetería, se le acercó amablemente Arnaldo, que le regaló el mechero en cuestión, para que tal olvido no volviese a ocurrir.
Toda una advertencia. Sin embargo, en su bonhomía, los Buesa no lo entendieron así, y la hija, con amplia sonrisa, explica cómo
–Él (por su padre) lo vivía con la naturalidad de un detalle que había tenido Arnaldo Otegi; un detalle,  como que eran adversarios políticos, antagónicos,  pero compañeros al fin y al cabo, ¿no? Y de hecho recuerdo que le dijimos: “Bueno, pero tampoco hace falta que lo lleves, ese mechero…”  “¿Y por qué lo tengo que tirar?” Pocas semanas después ETA le asesinó. Y mi reflexión, o mi pregunta, que me queda: en el momento en que asesinan a esa persona, a ese compañero, que unas semanas antes Arnaldo Otegi le había regalado aquel mechero, ¿qué se movió dentro de él? Más allá de que Otegi era representante de EH, en lo político; en la persona, ¿se movió algo dentro de él? Porque públicamente no fue capaz de rechazar ni condenar aquella acción. Pero a nivel humano, ¿lo sintió? ¿se movió algo? Para mí eso es muy importante.
Ninguna persona de bien es insensible al impacto de este parlamento, a la catarsis de este alegato. Hasta el corcho de Otegui parece conmovido por un momento, pero hombre de muchas tablas, se rehace y pronuncia... ¡un epitafio y elogio fúnebre del finado!:    
–Es conmovedor, ¿no? Es evidente que algo se movía en términos humanos (?) Es evidente. ¿Por qué? Porque efectivamente éramos grandes adversarios; pero yo le tenía mucho respeto en términos intelectuales a Fernando Buesa, porque era un gran parlamentario. Era capaz de poner patas arriba el debate parlamentario, porque tenía solidez. Pero lo que sí le quiero manifestar, es que claro que se conmovió (sic) con cada asesinato, con cada muerte de las que ocurrían en el país, en un lado y otro, yo me conmovía en términos humanos, ¿no?
Habrá quien llame a esto cinismo, vileza, infamia. Califique cada cual, teniendo en cuenta que califica a todo un colectivo. El propio Otegi se precia de no ser ningún bicho raro, en este país. No hablamos de un enfermo, sino de una epidemia. La huérfana de Fernando Buesa no califica, sólo relata, pregunta, presenta un espejo.
Volviendo ahora a lo de pedir perdón –eso que Otegi no espera de la otra parte–, ¿tendrá Sara que pedir perdón, en nombre propio o de su padre, por haber puesto a ETA en la desagradable situación de tener que asesinarle? Otegi no cree que eso ocurra, «porque somos diferentes: nosotros nos hemos hecho la autocrítica, y ellos no».
(16:10)
¿Hemos tocado fondo? No. Sólo que en adelante no hablamos más de catársis, porque al interpelado ya nada le coge por sorpresa. La entrevista es un pasapalabra:
–‘Hipercor.
–Una convulsión absoluta en el seno de la Izquierda Abertzale. Absoluto desgarro, personal y político. Porque además muere gente trabajadora, gente humilde, gente que está haciendo las compras. Y que, por lo tanto, uno se siente absolutamente abrumado. Yo creo que el proceso de reflexión en la IA sobre el tema de la violencia, entre otras cosas, tiene un punto de inflexión en Hipercor. Ya sé que esto a mucha gente… Dirán, bueno, les importaba nada, y tal, porque su objetivo era matar. No, no, yo puedo asegurar que el sentimiento era de abatimiento total , total. Recordar que en la propia sentencia de Hipercor… : que ETA dio al menos tres avisos de que existía una bomba colocada en Hipercor. Eso está claro. Pero la intención no era matar. Eso déjalo claro… Si no, ¿por qué avisas? Eso no quita para que al final, el resultado final…
Aquí el discurso se embarulla, porque ante el insulto a la inteligencia Jordi reacciona. Ex excesivo culpar de la catástrofe a la policía, que por negligencia criminal o con intención ignora los avisos repetidos de bomba. Incluso cuesta creer que quien sólo intenta daños materiales no atente de noche, mejor que en día de labor, a tienda llena. Otegui, aunque ya para entonces contrario a las ‘acciones’ de ETA, se embala en su defensa, a propósito de ataques a las Casas cuartel de la Guardia Civil (18:40):
–Si uno se atiene a los datos objetivos, ETA avisó a la GC en muchísimas ocasiones de que desalojara a familiares y niños de sus cuarteles… Yo en todos los momentos he manifestado que no justifica nada el que las mujeres y niños mueran en un cuartel de la GC…
Aquí también es fuerte admitir que la Benemérita utiliza a las esposas e hijos de sus propios agentes como escudos humanos. Por lo cual, Arnaldo zanja la discusión:
–En cualquier caso, hoy, eso ya no pasa. ¿Por qué? Porque ETA ha decidido dejar las armas hace cinco años. ¿Sabes el problema? Que yo tengo la impresión de que siempre se habla de lo mismo...
–Yo también. Me encantaría ver otras cosas, te lo digo de verdad. Yo creo que es necesario que hablemos de esto.
–No, yo no considero que no sea necesario. Lo que digo es:  ¿quién pone permanentemente a ETA en el candelero político? ¿La izquierda independentista? No: los medios de comunicación, la derecha española. Eso sí, hay un intento permanente por recordar una situación que ya no existe. No existe. Eso ya ha desaparecido.

De nuevo la perversión linguística. Existir. «Una situación que ya no existe». ¿Cómo, que no existe? Porque ETA tomó esa decisión. Pero la propia ETA, ¿también ha dejado de existir? Si no se la menciona, como que no existe, para la IA. Pero existe, porque la mantienen viva la derecha española y los medios.
Habrá ocasión de volver sobre el ‘ser y no ser’,  sobre la basura bajo la alfombra. Por hoy, más que suficiente.


(Concluirá)



7 comentarios:

  1. Si bien no fui capaz de ver más de un cuarto de hora de entrevista, por salud, pues peligraba la integridad de mi hígado, gracias al trabajo que se ha tomado mi querido Belosti, me hace ver aún más lo abyecto del personaje. Ahora sé mejor porqué lo rechazo, se merece todo el desprecio que antes solo sentía, por intuición, con muchos menos datos que ahora.Gracias por su trabajo, amigo. Espero la continuación...

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  2. Querido Profesor Belosticalle:
    ¡ Que horror ! Tiene usted verdadero mérito.

    Yo no sabía que Otegui hubiera participado, y de qué manera, en el asqueroso secuestro de Abaitua. Ni le había escuchado nunca. Lo he leído porque nos lo trae usted, que si no...
    Estoy deseando que llegue su conclusión de usted , a ver si de una vez puedo clasificar al personaje como imposible de redimirse, y a ver si hay alguna forma de hacer algo para que su inhabilitación para ejercer ningún cargo político institucional se haga cumplir, y, por lo menos, nos podamos olvidar durante 5 años de la amenaza de que vaya a estar en el Parlamento..

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    1. El elogio del negar y no confesar, ni siquiera en el tormento, tiene larga historia, con reflejo literario. El Buscón de Quevedo siempre negó su sangre; como también el propio Quevedo negó siempre a su Buscón.

      Otegui reniega de haber participado en el secuestro de Abaitua, y para darse mérito denunció tortura. Una firmeza, como para pensar que tal vez no hubo tal Abaitua, ni por tanto hubo secuestro que valga. Bien mirado, casi da lo mismo, si el que sigue negando reconoce que pertenecía de hecho a ETA, participando de su estrategia de violencia y extorsión. Aunque sólo fuese en calidad de chivato en nómina, qué más da.

      Si se ponen juntos todos los reniegos de etarras, más todos los alegatos de sus abogados, sin hacer caso de otras evidencias, a lo mejor resulta que ETA sólo ha sido una especie de ONG, y todo lo demás es fábrica de la policía. Menudo alivio.

      Siempre a sus pies, Señora mía.

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  3. Doña Pussy me ha recomendado que visitara esta casa y no sabe cómo se lo agradezco.

    Permítame que me quite la chapela, Sr. Belosticalle.

    Enhorabuena y un abrazo,

    Enrique Zubiaga

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  4. ¡Qué coincidencia! Cuando recibí esta mañana su saludo, justo venía yo de leer su artículo, ‘Y Arnaldo estaba en la playa’, tan valiente y cargado de razón.
    Siempre estimaría yo su aprecio, pero así, mucho más.

    Enhorabuena y abrazo recíprocos.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    1. Inexplicable, no poder recuperar un texto perdido por toque involuntario. Mis disculpas.

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